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viernes, 13 de noviembre de 2015

quizás sea muy pronto.

y quizás debería resguardar un poco la decencia
no comportarme como una pendeja y guardar silencio
pero no puedo, es en estos momentos
en los que debería aprovechar
y hacer mías todas las formas sutiles que existen
de gritarle al mundo entero, incluyéndote a ti
la ebullición del sinsentido y el olvido de las razones,
la fruición no recomendable de saber todo lo que arrastra
el simple hecho de mencionar tu nombre.

aprovechar cada uno de los ecos que evoca,
tengo que aprovechar que ahora siento
que ahora estoy viva y quiero seguir viviendo
que me gusta vivir para haber llegado a esto
de quizás sentir que nos merecemos mutuamente
ahora, en este momento
donde vivir incluye la posibilidad 
de deslizar mis manos y sentirte por completo
observando tu sonrisa y sentirla replicándose en mi boca
en una muy mala copia, pero siempre entusiasta

es en estos momentos cuando debería aprovechar
así que no estoy de acuerdo, no puedo estar de acuerdo
con guardar la compostura que me quitas
todas las veces que te veo a luz y a sombra
desde la inesperada y desesperada sincronía
cruzada por las casualidades forzadas
a sabiendas que algún día iba a estar agradecida de esto.
de verdad, no puedo estar de acuerdo.

así que debería agradecerte por ser
el motivo por el que marco a fuego estos días
la razón por la que pierdo lo que en esta linea digo que estás siendo
pero quizás, sólo quizás sea mejor
no agradecer nada, aprovechar la oportunidad
y sentirme por siempre en deuda
esa vendría siendo, más o menos, mi idea.

viernes, 23 de diciembre de 2011

cadencia.

el ir y venir de la rapidez vertiginosa
húmeda, cada vez más húmeda
la sangre comienza a correr bajo la piel,
a responder a un respirar pesado que se acerca
comienza y termina la cadencia, el ritmo
lo exacto, lo perfecto, lo continuo y entonces
una lengua carnívora diluyéndose en saliva
y en jugo ácido y amargo propagándose,
en unos ojos cerrados que se abren
y se encuentran con los míos, más arriba
más despacio, más rápido, más rápido
con mi boca que se desencaja
en una sonrisa casi diabólica, mientras
oprimo asfixiante: más rápido, más rápido
y los ojos se cierran otra vez, con la imagen
de la mariposa sucia entre tus brazos y mis piernas.

martes, 23 de agosto de 2011

Dejé de escribir tanto acá porque dejé de creer que un blog cambie las cosas. Le perdí, con toda razón, la fe (y con la razón y la fe de mi lado pesimista no hay nada que hacer).

Los días que he vivido, los motivos de mis síncopes no los voy a gritar acá, a los vientos que vayan quedando. Esta hueá no sirve y no voy a mezclar lo útil, lo lleno de vida con esta hueá tan necrósica. Ni ahí con tener un diario, ni ahí con darle cuenta a nadie de lo que ha sido de mi vida. Ni ahí con pretender que lo que puedo decir aquí pueda interesarle a alguien. Este lugar está podrido, el hedor sofoca mis alegrías y no es digno que me desnude, voy a quedar con tonos verdosos, la humedad se va a comer lo que quede. Ni ahí con pretender cualquier cosa aquí, desprecio mis pieles antiguas. Ni ahí con rendirle cuentas a mis pieles antiguas, dejen de embargarme en letras, no voy a venir a anotar mis posesiones para que ustedes, perras de mierda, me las quiten.

No tengo ganas de venir acá por ningún motivo. Hoy me siento más mía que nunca.

miércoles, 19 de mayo de 2010

buongiorno, principessa.

When I feel the warmth of your very soul I forget I'm cold and crying,
When your lips toch mine and I lose control, I forget I'm old and dying...

Damaged People, DM.

La lluvia indica que ya no queda mucho tiempo por esperar, siento tu olor acercarse, nos separan cuadras y cuadras, siento tu olor, tu calor, desesperadamente me tiendo en la alfombra. Buscando alguna entretención que aligere el peso de los segundos, mis manos descienden por mi cuerpo, me pierdo por un leve instante de la yo que te espera, que siente la lluvia caer y se desespera por tenerte. A medida que te acercas, que las cuadras que nos separan disminuyen, que tu olor se siente más intensamente, mi ansiedad, rapidez y brusquedad en mis movimientos aumentan, ya casi puedo percibir tu calor tan cerca que me quema. Suena la puerta, me buscas y me encuentras, puedo percibir una sonrisa deliciosa en tus labios. Mis ojos cansados y felices te miran. Me levantas bruscamente, te susurro un "te necesito" entrecortado, me llevas fuera, dejas que la lluvia moje nuestros cuerpos (sin enfriarlos jamás). Con una rabia y fuerza extraordinarias quitas todo lo que me cubre, como un niño al recibir un regalo esperado, me desnudas, rompes mi ropa, mi rústico envoltorio de regalo, escucho tu ropa rasgarse, la lluvia es torrencial, la noche nos cubre amablemente.

Te miro violentarme, me miras fijamente y por primera vez tu mano se acerca a mi cara, me acaricias y quitas suavemente mis anteojos, los dejas caer. En silencio, siempre en silencio, me dices todas las cosas que necesito saber, mis preguntas, dudas y tristezas poro a poro se desvanecen en tu piel. Tus movimientos firmes, decididos y fuertes me tienen absorta, pensé que no vendrías, pensé que habías olvidado la lluvia de hoy.

Me tomas, me giras, me posees. Tu torso desnudo que adivino, las gotas de lluvia mezcladas con tu sudor que siento caer en mi espalda, estoy fuera de mí, jadeo, gimo, grito. Los colores cambian, hacen figuras extrañas en mis párpados. Al abrir mis ojos veo tu figura, iluminada preciosamente por la luna, brillante por las gotas de lluvia, tus mejillas sonrojadas. Reconozco entre culpable y orgullosa un chispazo de aquella inocencia con la que te conocí, la cual no demoré en arrebatar en vaivenes. Vuelves a sonreír, esta vez tímidamente.

Me tiendo en el pasto, suspiro mientras te miro, veo cómo el calor de nuestros cuerpos se evapora. Me acerco a tu boca, la beso, vuelvo a perder la noción del tiempo entre la saliva cálida, las lenguas que se embisten, vuelvo a sentir aquella presión de tus caderas, como si quisieran unirse a las mías golpeándolas cada vez más fuerte. Me aferro a tu espalda, escucho tus suspiros, los relámpagos adornan ya barrocamente la escena de éxtasis de lluvia, carne y fuego entre nosotros, en aquel pequeño espacio entre mi ingle y tu cadera que conforma el infierno más placentero al que podemos aspirar en este mundo. Sometida a ti, entregada a ti, cuando te siento dentro y fuera de mí, cada vez más adormecida, más sin aliento, sintiendo aquel dolor que adoro en mi interior, tu sexo rasgandome, llevándome a la inconsciencia, aquel dolor que quema y aturde mis sentidos, que me llena de placer cansado e inconmensurable, agitado, de respiración y latidos rápidos.

Caemos al pasto, ya sin aire. Tomas mi mano, me acerco a tu pecho. Siento tu latir, la lluvia, mi cuerpo entumecido, mi interior aún ardiendo. Beso tus mejillas, tu frente, acaricio tu pecho, deslizo suavemente mi lengua sobre ti, mis dedos suben y bajan, el rito culmina en una sístole y diástole que poco a poco se tranquiliza bajo una leve llovizna...

Despierto junto a una estufa encendida, una taza de té y tostadas en una bandeja en frente mío junto con una sonrisa cómplice de quien la sostiene. Mi cabello aún está mojado, me incorporo lentamente, me duele todo el cuerpo y una sonrisa inadvertida se me escapa. Aquella sonrisa cómplice se acerca, sus dedos acarician mi chasquilla, siento besos suyos en todo mi rostro y luego me mira por un rato prolongado. Cuando nota que por fin he despertado del todo, escucho por primera vez en mucho tiempo su voz: "Buongiorno, principessa". Me rio. "Buenos días, príncipe. Con dos de azúcar, porfavor".

martes, 18 de mayo de 2010

corriente.

si supieras que hace mucho que el tren pasó sin dejarme pedir ningún deseo lo divertido que es ver lo que escondes y compararlo con lo que muestras tantas cosas que no tienen algun rasgo siquiera de la comedia intencional la risa se viene sin que te des cuenta das risa viene la risa me cubre me alivia una risa parecida al agua y me rio las cosquillas tan cercanas al dolor y tan lejanas a la vez me rio tan lejos de ti tan sin que lo sepas olvido el dolor olvido sólo ridiculez y risa eres tan invisible tan transparente aunque no te des cuenta tan fantasmal un atisbo siempre un poquito de nada con nombre de nadie un poquito de esa hoja otoñal grande y seca que di vuelta y escribi un hasta nunca en la pulpa que el tiempo el viento la ignoracia arrancó no es nada personal es asi como es la vida nos deja nos toma nos revuelve nos separa y esa hoja se quedo ahi separada de todos nosotros sola sola sola y con un par de palabras que nadie nunca leyó que nunca nadie escribió me da risa tu transparencia inesperada una idea de que siempre he estado en aquellas cosas en las que me has fallado siempre ahí a tu lado para irte borrando cada vez un poco más a pura risa de tu absurda actuación miserable que tiene pinta de no acabar jamás hasta que sepas que lo sé.

martes, 30 de marzo de 2010

feliz de no serlo.


"...y si dizes que me bastaba el esperanςa que me davas; no te lo niego [...] porque quanto mayor era la merced, tanto menos la creya, y con esto hize la obra que vees."


lunes, 6 de abril de 2009

~~

Hoy me tropiezo con mi propio corazón, hoy no tengo idea de lo que estoy haciendo. Hoy me huyo, hoy me escondo de lo que he hecho siempre, me niego de mi existir. Hoy soy un sueño que emergió de la mente de alguien que, para ser más consecuente a su naturaleza de persona, se volvió una pesadilla amable.

Oye tú, niño cuyo nombre aparece en todos lados donde yo voy; te amo con todo lo que se me ocurre que soy.

martes, 4 de diciembre de 2007

my december.

Diciembre. He llegado a diciembre y no he podido escribir nada presentable más que unas rayas en las camisas de mis compañeros, llenándome de buenos deseos para dárselos a las 44 personas que formaban mi curso, algunos de ellos no volverán por sus estilos de vida y otros pocos no volverán por otras razones. Y los demás estarán conmigo, se quedarán aquí y si usted esta leyendo esto es porque lo mas posible es que sea de ese grupo. Y en especial uno se quedará. Y en especial quiero que esa persona no se vaya nunca. Y especialmente esa persona es la que me motiva a escribir esta vez. Y espero con todo lo que estoy sintiendo ahora que no tenga que volver sobre mis pasos y algún día lea esto y me diga "otra vez de nada sirvió", no quiero mirar atrás nunca más ni mirar a ninguna parte siquiera, tan solo acurrucarme en su pecho y dormirme tranquila junto a él. Sip, la somA se enamoró.
Y no es vergonzoso ya creer de nuevo en eso que devalué tanto, como tampoco me ha costado defenderlo con dientes y uñas. Eso que se llama amor, ps, se me metió en el alma y se adhirió a todos mis deseos. Y ahora me duermo y despierto pensando sólo en esa persona. E intento dejar el cliché y juntarme con la somA que intenta alejarse de la poesía antigua para ser más entendible y más creíble, quizás. Porque después de un tiempo tiendo a pensar de que las frases hechas de las películas y los libros se devalúan. Pero no está demás y aunque redunde en el cliché y aunque hoy sea algo que todo el mundo dice, lo digo una vez más y con una sonrisa de oreja a oreja: Edgar, te amo mucho. Y me refugio en la simplicidad de esa simple frase cortísima esperando que no se te olvide nunca. Porque esta niña de corazón aporreado te ama. Gracias por la paciencia, gracias por esperarme, gracias por aceptarme y defenderme, gracias por todo lo que me has dado, gracias, por amarme y por hacerme creer de nuevo como pendeja de quince años.

viernes, 26 de octubre de 2007

rescatado: era una señora dorada.

Hoy venía en la micro y me senté al lado de una señora que lo único que recuerdo de ella es una pulsera de esas como de los doce poderes (la verdad, no sé cuántos poderes tenían esas pulseras), que tenía el pelo rubio y la cara de un color parecido (como esa gente que en una edad determinada busca volverse dorada).
Me estaba quedando dormida cuando abrí mis ojos como asustada y vi unas manos con unas manchas cutáneas, le miré la cara, lo vi muy elegante, me recordó a mi abuelo que nunca conocí y me dije “tengo que darle el asiento a este caballero”, le dije “siéntese” y me levanté. Después de eso no supe más del caballero hasta que al otro lado se desocupó un asiento y el caballero se sentó ahí y luego me dijo “siéntese”; me devolvió el asiento al lado de la señora dorada. Seguí dormitando camino a mi casa cuando se me ocurrió mirar a la ventana y vi que el caballero se había bajado y que la señora lo miraba y sonreía. Esta señora me miró y me di cuenta que lloraba, me sonrió y me dijo “¿te puedo contar algo?” yo la miré, asentí y ella me dijo “nunca sabrás porqué lo hiciste pero le alegraste la vida a esta vieja patética” y al ver que yo la seguía escuchando me dijo “hace mucho tiempo me enamoré y lo di todo por un hombre, lo amé como si el mundo se fuera a acabar y un día ese hombre desapareció de mi vida y nunca supe porqué, a ese hombre no lo vi en veinte años, en veinte años no supe nada...hasta hoy” y miró a la ventana, sí, precisamente: ella había reconocido a su amor de juventud en ese caballero que yo hice que se sentara a su lado.
Luego, cuando yo le dije que me debía ir me tomó las manos y me dijo más calmada: “si en algo te puede ayudar esto, si en algo te puedo ayudar yo, te diría que jamás le des todo a una persona, menos a un hombre joven que aún no logra entender lo que es querer ni tampoco esperes veinte años para saber que te amó, ocupa esos veinte años en saber que puedes amar mucho más y mejor”.
Nunca volveré a ver a esa señora, ni a ese caballero. Pero lo más seguro es que rehuiré la mirada de la gente llorona, esta clase de historias me pone muy triste, prefiero a los ancianos que me comienzan a hablar de economía, de sus nietos, de sus hijos, a los tipos que me preguntan: “¿te hai fija’o en el tiempo?...raro, ¿no?”...todo eso. Esa señora hizo que me doliera el alma, hizo que en verdad me diera miedo el futuro.