lunes, 11 de enero de 2010

adaptable.

Sólo el sonido de los pasos sobre el asfalto mojado le daba una melodía más coherente a la procesión dadá que tenía lugar en todo mi vericuetado interior, donde lo racional podía ser un árbol o un gato mojado parlante que me dijera a lo John Lennon, simplemente, “let it be”.