martes, 26 de enero de 2010

cambiando de piel, fase sin número.

se me echaron a perder los audífonos y escucho la mitad de la música y me aburro la mitad. mi celular relativamente nuevo tiene relativamente plata y me siento relativamente poderosa con la capacidad de pinchar o de decir "oye, llámame" o "qué, si, no, ya, bueno, chau". tengo pieza nueva con un color bieeen relativamente "sobrio" (entre unas comillas bieeeen grandes). me creo seria con una pieza que parece casa de muñecas.

pero bueno, al fin tengo una pieza con techo blanco y alfombra. no tengo ropero y creo que un dia de estos de ese montón de ropa saldrá el monito del video de "quiero ver" y me va a estar mirando cuando despierte, algo así. imagino que de el montón de libros irá a salir algo parecido pero un poco menos abrazable, quizás un esperpento amargado de tantas palabras, reflexivo, que vivirá en el rincón más oscuro de mi pieza y gruñirá todo el tiempo y se quejará lastimeramente cuando me den ganas de sacar algo de ahí, pero se alegrará secretamente, aunque no sea un secreto para nadie que ese montón de hojas sólo tiene como finalidad "feliz" el acacharle a alguien (que simplemente cumpla el requisito de no ser su misma mismedad) el montón de atados que lleva en sí.

tengo el pelo rojo, de todos los rojos. un vestido, una guerra de bombitas de agua pendiente con el mundo, una agenda, un par de cosas que ir a hacer bajo el sol y un perrito de madera que guarda mis lápices que me mira atentamente.

cambio y fuera.