ante la gran cantidad de cosas olvidables, vergonzosas, omitibles, ocultables, en fin; censurables en mi vida, he decidido cubrirla de puntos suspensivos. es una medida importante, es necesario aliviar algunas cosas, recubrirlas para salvarlas del ácido del recuerdo, evitar que se desgasten de tanto manosearlas, salvarlas de la vulgaridad del repaso cotidiano y profano personal e incluso corporal, relegandolas a un espacio lejano y olvidado, pero (difícilmente, pero lo más parecido a lo) puro. entonces llega a mí, disfrazado elegantemente como un punto suspensivo la solución que me permite salvarme de cometer tan horrible crímen contra mi...