y entonces estaba dentro de eso que se llama vacacionar. con un montón de entes desconocidos, tomando bien fuerte de la mano al edgar, que era lo único cercano, ligeramente conocido, para cuando me diera por mandar a todos ellos al carajo y el edgar que yo era una atadosa, quizás no era esa la palabra, me dijo, sí, lo soy, lo soy hasta decir basta. amo serlo y, a fin de cuentas, sé que soy lo más odioso que hay a 5 kilómetros a la redonda, y por eso no lo amo menos por decirme lo mala que soy, lo reconozco. y no por eso lo amo menos, ni me siento menos, menos ya no puedo ser.
"y su apellido, m'hijita?"...reyes, reyes es mi apellido. reyes cuánto?...gonzález. okey, no era perez, pero tampoco era ninguno de esos apellidos compuestos, ni bopp. esa cosa de tener apellidos poco comunes les da como la chance de creerse importantes, siendo que nunca nadie con ese apellido hizo nada importante. reyes gonzález, génesis. no tengo plata ni en el nombre, no estudio para ganar plata, no-medicina, no-ingeniería, ni siquiera derecho, por último, niña por dios? no, nada, nada de eso, estudio letras. "y qué hacen esos?" leen, señora, leen.
el tedio de luchar con los apellidos, la plata y la moral exacerbada casi me hace drenar mi cerebro por las orejas, siempre callada, esa niña, tan rara que salió tu polola, el pololeo y la universidad no-congenian, menos con ella, que es tan mañosa, terca, RARA.
soy rara porque no converso, porque no digo que las amo y las descuero como ellas hacen con todos. porque simplemente digo que sí, que sí a todo, y no puedo evitar que la rabia se me salga por los ojos, "sí, yo lo hago porque soy mujer" y sonrío con los ojos llenos de ironía. lo hago por amor, oye, aguanto todo eso y mucho más, por un segundo de tu cuerpo, doy el mundo y me doblego como siempre, siempre me doblego por algo, pobre, inútil, sumisa...pero no tan tonta. "sí, lo hago por él, porque él prefiere que sea así, porque yo prefiero esto a perderlo por tantos días". y para que se den cuenta de que hay otra falda, a la cual prefiere. penosas cosas, la verdad, pero este es como mi diario, poh.
compramos anillos, me salió otro anillo en una sorpresa, de cien pesos, cómo te quedó esa, tiene una mariposa. me llené de danky, comí pescado a más no poder y hasta aprendí a ronronear. vi a un tipo pescar un pescado (valga la redundancia, pudo haber pescado un bototo y hubiera sido mucho más bacán , la verdad), rabié por comer lechuga, me persiguió un tipo con pinta de hannibal lecter, se me quemaron las piernas y usé traje de baño oficialmente (conducta netamente olvidada), usé una olla blanca con verduras dibujadas de sombrero, extrañé a mi familia, gané ochocientos pesos jugando lota, terminé de leer mis libros pendientes (agustina qué onda, tan loquita la galla, tan cercana a mí, pero ni tanto, maldita sea). quise escribir un montón de veces, pero me afectó tanto la cosa que no ando trayendo ya ni un cuaderno ni un lápiz, estuve a punto de pegarme el pique monumental a buscar un cuaderno que aguante mis ocurrencias vacuas pero me la ganó el quedarme ronroneando en la cama, leyendo alguna cosa, pensando alguna cosa, planeando alguna cosa malévola para el mundo entero. estoy algo así como...sacando palabras de no sé dónde, caudalosamente, me da miedo. me da miedo tener esta ansia tan absurda por escribir, estar pensando a veces en qué escribir me arruina el día, me llena la mente de párrafos interminables, me cansa horriblemente.
el punto es que finalmente vino el viviir asi es moriir de amoor en el auto, coreado por todos (los con y sin apellido bacán), el marcantoni y el desenfado del desquite gritón a todo chancho en la carretera, y hasta un dueto karaokistico. parecíamos la parte más falsa de una película, pero era real, loco, lo era. y eso soluciona el atado, hola santiago, volví. llena de palabras sin sentido alguno, podría llenar muchas más cosas de palabras, sacos enteros, lo juro.