viernes, 22 de junio de 2007

paja mental.

Las siete de la mañana con cincuenta y cinco minutos. Na’ ni cagando llego al colegio, ni tampoco tengo ganas de ver toda la cagada que acarreo por todas partes, las metidas de pata en la sosaieti educional, esas que me definen como un puñado de sentimientos, porque nadie quiere entender que yo no estoy ni ahí con eso, que no soy ningún puñado sentimentalístico sino que un manojo de hormonas adolescentes, y lo que he hecho, sinceramente, no me sale del corazón (bue' ya creo que mencioné lo que me pasa con aceptar mi sensibilidad). Todo eso y matemática, que me tiene como la persona más frustrada del mundo, me siento tan estúpida, tan irracional, tan ilógica, ¿acaso es malo que me importe una hue’a andar midiendo triángulitos por la vida?, ¿acaso es malo que la trigonometría y la estadística me la pase por la raja? ¡Qué me importa a mí, por la chucha! De qué me va a servir una ecuación algebraica cuando ande tirada debajo de un puente, muerta de ebria, putando al anticristo, que va a ser mi único hijo.
Pensando esa clase de cosas me puse a caminar, después de un rato eran las tres y media e iba llegando a
Concha y Toro, con la sensación de haberme transportado en el tiempo y pensando que ya no había llegado al colegio al fin y al cabo y que si supiera manejar la sicología me adueñaría del mundo. También pensaba que estaba loca, pensaba que estaba terriblemente loca, loca como una cabra’e monte, loca, loca, loca.
Y, cuando seguí el espacio en donde la calle se dobla (una esquina), lo vi a él, un gato negro pero bien negro, que me miraba con paciencia mientras hacía mis conjeturas de demencia en la calle mojada y solitaria. Entonces me senté al lado de él, improvisándome un asiento con dos pedazos de calle.
Es bien terrible, el otro día leía Descartes como siempre me da por leer cosas de esa onda cuando me pasan otras cosas que afectan a mi censura freudiana y se me dio vuelta el seso. Eso de la vigilia y el sueño me deja terrible enferma y yo no dejo de pensar que esta realidad que es la mía es un invento de otra yo que está en algún siquiátrico botando espuma por la boca, que todo lo que conozco, que todo lo que veo no deja de ser un invento de mi imaginación enferma, etc. Porque a veces lo que vivo es muy increíble, y no digo increíble por el lado de lo maravillosamente lindo, sino que es como demasiado fantasioso de mi parte, entonces me digo que la hueá no puede ser verdad, pero lo es, y entonces es verdad pero en algo que es toda mentira y aún cuando sufro por lo que me pasa sigue siendo bastante factible que sea imaginado igual, porque ni siquiera en una utopía mental podría ser completamente feliz, pensando que dentro de mi enfermedad siquiátrica esté el sadomasoquismo. Entonces es totalmente realizable esto de haberme creado un mundo en el que me paso metiendo una y otra vez en hueás inverosímiles, no sé si te das cuenta.
Pero el gato no me dijo nada.
A ver, empecemos de nuevo: ¿porqué la Soma cree que está loca?, fácil, porque en ninguna realidad de mierda podih estarte metiendo entre proxenetas sin que salgai en el diario al estilo Hans Pozo ni estar hablando con un gato negro y sentir que el gato de verdad te está escuchando y asumir que los movimientos que hace con la cabeza son de asentimiento. En ningún mundo real yo podría existir, porque siendo tan ilusa como soy jamás concordaría con lo insensible que soy también, y de ser así me debería haber suicidado hace rato, haberme hecho una cosa efectomariposiana. Es como alimentarse de aire tener esas dos cualidades a flor de piel sin hacerse cagar las muñecas ni recurrir al harakiri, no sé cómo explicarme bien.
La verdad, por lo que veo, es que estás buscando alguna manera de escudarte otra vez, le escuché.
A ver, espera, dije mirando al piso. ¿Quién chucha me dijo eso? Adivina. Me estai hueveando, le dije y me di cuenta de la estupidez que estaba diciendo al suponer que un gato podría estarme hueveando al hablarme. Y entonces miré al gato negro como si de la nada se hubiese convertido en un oso panda gigante.
Ahora sí que las cagué, me dije, ahora sí que me meto al lopendor vitaliciamente, ya basta de la hueaita.
“¿Mamá?, no, si pasé al centro después del colegio. Estoy aquí en Concha y Toro, hablando con un gato. Ya. Chau”. Era mi mamá, le dije al gato, es re-preocupada. Ah, cuando la veas le mandas mis saludos. Ningún problema, pos mejo, si a ella le encanta que los gatos parlantes le manden saludos. Al final suspiré resignada y me acomodé en el piso junto al gato y conversamos de la vida por un buen rato y al final me sentí satisfecha de lograr una conversación coherente, porque si lo más real se encuentra en la mentira absoluta no tiene nada de raro que me haya encontrado la conversación más seria con un gato parlante. Se hacía tarde y entonces me despedí educadamente, onda: “bue’, señor gato, me tengo que ir a mis clases de cueca, chaolín” y me pidió que para la otra le llevara un libro de Descartes y se fue en un pis-pas.
Y después caminé y me di cuenta de que tenía el traste mojado y que era bien raro que existiera un mundo en el que uno se mojaba el traste cuando se sentaba en el piso mojado. “La hue’a loca”, pensé haciendo parar la micro sin mirarle el número porque da mala suerte y pensando si existirá la posibilidad también de encontrar un mundo paralelo en el que hablar con los gatos sea algo anormal.

martes, 12 de junio de 2007

mundo culiao

Una vez más tengo esa sensación de cuando tenía más poca edad de la actual y le tironeaba los pantalones a mi papá desde la baja perspectiva que me ofrecía mi escasa estatura, esa sensación que me daba zamarrearle los pantalones para que me mirara y me tomara en cuenta mientras le tiraba insultos a mil por hora sin que él tuviera la más mínima intención de pescarme. La razón de este regreso a las sensaciones re-pueriles es por una cuestión bien tonta que me nace siempre cuando algo me entristece de esta realidad, algo que me llena de impotencia y me dan ganas de putear y putear a algo tan abstracto, tan concreto, tan nada y tan todo. Esta hue’a que me deja los nervios pa’l pico cada vez que me pongo a pensar a nivel kármico. Lo más penca es que al no poder putear a todos termino puteando a lo mismo que no me gustaría putear para nada y a quien tengo el punto a favor, pero a falta de huevadas simbólicas para el pópulo y esta gente de mierda, me desquitaré contra un factor común, pero al factor humano, putearé al mundo, a todos sus parásitos entre los que me incluyo. Si lo pensamos así, a niveles del karma, sería bien simple decir que es parte del destino que nuestros hijos terminen comiéndose nuestra preciada mierda, pero no po’h.
A mí, sinceramente, me parte el alma pensar en procrear, pensar que mis hijos van a andar sufriendo las predicciones de Fátima (que analizándolo bien no es tan esotérica la hue’a) y huevadas raras, yo lo único que quiero es estar varios metros bajo tierra cuando toda esta mierda de mundo se llene al máximo y explote, pienso que tener hijos en esta época es lo más inconsciente que se puede hacer, y que la tontera (porque ES una tontera) de andar plantando arbolitos es un placebo, que greenpeace es un placebo que produce lo mismo en el mundo que lo que un consolador podría causar en una solterona, e incluso sus efectos son más inocuos, patéticamente inocuos. Ya no-hay-qué-hacer en este caso, estamos con la mierda al cuello, señores. Sólo habría que aprender a respirar bajo nuestros desechos, buscar la manera de asimilarnos con las bacterias y aprender a convivir entre los cadáveres de nuestros progenitores y la basura de todo el mundo, aprender a vivir así, lo que a manera progresiva no se ve tan difícil. Cada vez veo que a la gente le importa más una mierda todo lo que empiece con eco-, veo a la gente tan metida en su estupideces (que son en verdad risibles), que tienen a los hijos hechos una mierda humana, que bote la basura por ahí nomás, que no importa, total, alguien siempre barre, mi Soma fisgona se mete por ahí y estos pendejos y estas señoras (ambos unos conchesumadres) no se salvan pos oye. Pendejos que encuentran de lo más bacán patear a un perro que anteriormente fue reventado por un camión que manejaba un viejo grasoso que le importó mucho más poder masticar bien su pan con jamonada que parar un ratito para que el perrito cojo pasara, y que más encima al hacer mierda al perro, lo putea, le dice "perro conchetuma’re" y se queda de lo más bien masticando su pan con jamonada, ni al péndex ni al viejo le importa una mierda pasar por encima de lo que es la asquerosida’ de tener la mente llena de puras leseras. Están todos locos, señores. A todos les importa mucho más cahuinear acerca de la vecina que es una pendeja sin idea de la vida que se quedó embarazada, niña por Dios que darle cien pesos al Lara, que mal no le hace a nadie y que vive mucho mejor que todos, que duerme en la calle y que no fuma, no maneja un auto, no paga impuestos ni le importa una hue’a quién chucha se haya embarazado y sin embargo se nota a leguas que el corazón que trae dentro el Lara es mucho más bueno que el de la vieja culi’a que no-tiene-vida y que más encima se dedica a cagarse en las vidas de la otra gente, esa vieja de mierda que prefiere echarle un balde con agua encima a un perro callejero, que dice "qué asco" al ver que está sarnoso y que piensa que al tener sarna el perro ya se murió y que no tiene hambre por el hecho de estar feo. Es mundo se va insensibilizando de una manera muy rápida, tanto así que cuando sepa que está la cagada le va a importar un pucho.
El otro día me dio tanta risa cuando hablaron del "calentamiento global", me dio risa porque hace harto rato que los osos polares se andaban ahogando allá en el polo porque ya no les quedaba hielo en donde echarse a dormir, hace rato que el mundo se fue a la mierda y a nadie le importó y después un tipo viene con cara de "aquí te las traigo, piter" y dice "el mundo se está yendo a la chucha" y todos con crisis. Y vienen los señores tercermundistas y dicen "pucha, qué triste" y todos se sobre-emocionan con un par de lagrimitas de los magnates, los mismos mierdas que nos tienen el planeta pa’l pico y que jamás dejarían de progresar ni dejarían su capital de mierda por una cosa tan tonta como el mundo, que les da lo mismo que los países se hundan por los polos que se derriten, total, ellos podrán venderle igual a los que queden, obvio, siempre los que mueren primero son los que tienen menos plata. Y todos estos idiotizantes politicos dándoselas de buena gente dicen que van a aportar con echar su papel del super-ocho en el tiesto de basura, que van a ser niñitos buenos, sin embargo NINGÚN PAÍS en este mundo puede crecer ni progresar sin llenar de vertederos los alrededores de las poblaciones, donde crece nuestro futuro con el abono que les brindamos, que es la misma mierda con la que juegan desde chicos, mierda pura, pero que es sin embargo, mierda gratis.
No sé qué tanto caldo de cabeza se harán estos caballeros. Juran que les creemos que les importa la lesera de morirnos en situaciones indignas, se quedan felices al ver los ojitos brillantes de sus seguidores, que creen en que ellos sí lucharán por un futuro mejor para todos nosotros, siguen buscando la utopía en la que corremos felices por un prado lleno de flores, con el sol sonriente, un arcoiris y nosotros empelota, cantando alguna consigna pacifista. Eso quizás esté cuando se muera uno y más encima para eso hay que ser bueno todos los días, a cada rato. Lo que es difícil porque yo cacho que ni el padre Hurtado pudo evitar que la malicia se apoderara de él. Yo cacho que ni él se fue al paraíso prometido. Y que el único paraíso que vamos a tener va a ser cuando el gran hermano se paletee y nos dé un soma o un prozium para ver todo bien-bien.