viernes, 30 de diciembre de 2011

iii por c.


entonces te dai cuenta de que todo era mucho humo horrible que entra por un espacio pequeño, buscando escapar y enseñando lo terrible, interminable e insignificante que puede ser, pero ahí está, yéndose, lo terrible.
y mirar al rededor y ver que todo perdió gran cuota de sentido e historia. que será vetado por evitar los ojos hinchados al otro día y la histeria. que hay que ser fuerte, sí, fuerte. y que no hay que recordarlo, pero tampoco hay que olvidarlo. y que será lo único que lamentaré así porque me mata la idea de que te lleguen los vidrios que estoy cortando a mis anchas. y no desesperarme esperando que seas igual de fuerte.

300 días, nada más ni nada menos. 300 días.

viernes, 23 de diciembre de 2011

cadencia.

el ir y venir de la rapidez vertiginosa
húmeda, cada vez más húmeda
la sangre comienza a correr bajo la piel,
a responder a un respirar pesado que se acerca
comienza y termina la cadencia, el ritmo
lo exacto, lo perfecto, lo continuo y entonces
una lengua carnívora diluyéndose en saliva
y en jugo ácido y amargo propagándose,
en unos ojos cerrados que se abren
y se encuentran con los míos, más arriba
más despacio, más rápido, más rápido
con mi boca que se desencaja
en una sonrisa casi diabólica, mientras
oprimo asfixiante: más rápido, más rápido
y los ojos se cierran otra vez, con la imagen
de la mariposa sucia entre tus brazos y mis piernas.

viernes, 9 de diciembre de 2011

el 25 caminé por Santiago. caminé casi todo Santiago en busca de unos papeles que necesitaba para mis becas.

fue una mañana larga, empezó con ir al colegio de mi hermano, el que también es mi ex colegio. caminé por Liucura hacia el San Mateo que albergó mis primeros años de media. vi las faldas grises y sentí un revoloteo desgraciado dentro mío, el frío de las 7 de la mañana, aunque fueran las 8, aunque fueran todos caminando, muchos críos con el uniforme ahí estaba yo, yendo sola al San Mateo, a las 7, una hora y media antes de la hora a la que abrían regularmente el Instituto en esos años. en los pasos que dirigía hacia el colegio con mi hermano a mi lado me absorbió un silencio de nostalgias insospechadas, volví a estar en el escenario del colegio, sola y en silencio, en ese silencio solitario que disfrutaba tanto. volví a estar ahí sentada mirando cuando los profes iban poco a poco yegando y me saludaban o miraban extrañados una y otra vez. volví a ver a aquellos que me copiaban en la conducta no sé por qué motivo, mi competencia a la que miraba con desprecio, porque yo siempre llegaba antes y saludaba a los porteros y a todos, todos sabían mi nombre, todos sabían que era la pendeja perturbada que siempre llegaba antes por un motivo casi inexistente.

luego el metro lleno y mi intento de paz al llegar al terminal para intentar alcanzar un asiento. no funcionó.



martes, 22 de noviembre de 2011

vacante.

Es difícil pensar de corrido cuando uno está así. Pensar en cadena, pensar en cadena. El eslabón perfecto al siguiente eslabón perfecto que haga funcionar un pensamiento en cadena que te lleve a la calma. El pensamiento enfermizo, de que todo debería ser perfecto. Se pide ayuda, se exige la ayuda y se grita, se avisa, se hace expresa la necesidad del aquel eslabón.

Hola, vengo por el aviso. Cuando uno deja un aviso de algo y no sabe de qué se trata no espera que le digan, uno deja el aviso. Entonces tiende a preguntar qué aviso, uno que uno dejó hace tiempo, colgado en algún árbol solo-solo, un aviso de la búsqueda de paz, de la búsqueda de eslabones. Supongamos que ese aviso se encuentra después, desfasado en el tiempo y uno ya no se acuerda del aviso que dejó. Si llega la persona con lo requerido es preciso saber si uno está disponible a aceptar lo esperado o a no aceptar lo olvidado. Vengo por el aviso, señor.

¿Qué aviso? El de arriendo. "Se arrienda habitación para persona trabajadora, joven o vieja, linda o fea, con salida independiente cada vez que la persona quiera". El anciano suspira y pierde su mirada en un pasado desesperado. Su corazón da un pequeño vuelco y se recuerda corriendo, llorando o riendo, gritando un dolor vacío y joven. Entonces el anciano comprende y mira a la joven que sostiene el aviso en sus manos, esperanzada y temblorosa. Da un pequeño respingo y algo en su interior se conmueve, quizás empatía. Y con voz paternal, golpea delicadamente el hombro que ve en frente suyo: Ya no está disponible, señorita. Lo lamento por usted, pero no será un problema, se lo aseguro.

Entiendo. ¿Por cuánto tiempo?

Por siempre...

¿Ve usted aquella mujer sentada ahí? ella arrendó la habitación hace un tiempo, trabajó arduamente y ahora es de su propiedad. Si pudiese avisarme dónde quedan más avisos, dígame porfavor. Debo arrancarlos, junto a ella. Porque este hueco dentro de mi pecho ya no alojará después de ella a nadie, nunca más.

martes, 11 de octubre de 2011

octubre.

No me estoy arrancando, señores, acudo a Los Precisos que actualmente conforman una sola persona. Si usted llega a este blog y lo ansiaba, siéntase libre de masturbarse patética y mentalmente con la idea. Si llega a otras instancias, contemple la idea de un siquiatra.

No hay recapitulaciones ni declaraciones hoy. Hoy hay pensamientos en cadena sobre paranoias a medio parir. Sigo estando feliz, oye, más que la conchetumare y los pensamientos en cadena no lo complican, no complican a nadie, ni la paranoia porque en el peor de los casos nos morimos juntos.

martes, 23 de agosto de 2011

Dejé de escribir tanto acá porque dejé de creer que un blog cambie las cosas. Le perdí, con toda razón, la fe (y con la razón y la fe de mi lado pesimista no hay nada que hacer).

Los días que he vivido, los motivos de mis síncopes no los voy a gritar acá, a los vientos que vayan quedando. Esta hueá no sirve y no voy a mezclar lo útil, lo lleno de vida con esta hueá tan necrósica. Ni ahí con tener un diario, ni ahí con darle cuenta a nadie de lo que ha sido de mi vida. Ni ahí con pretender que lo que puedo decir aquí pueda interesarle a alguien. Este lugar está podrido, el hedor sofoca mis alegrías y no es digno que me desnude, voy a quedar con tonos verdosos, la humedad se va a comer lo que quede. Ni ahí con pretender cualquier cosa aquí, desprecio mis pieles antiguas. Ni ahí con rendirle cuentas a mis pieles antiguas, dejen de embargarme en letras, no voy a venir a anotar mis posesiones para que ustedes, perras de mierda, me las quiten.

No tengo ganas de venir acá por ningún motivo. Hoy me siento más mía que nunca.

miércoles, 20 de julio de 2011

ahora no, menos.

cada vez iré recordando menos y sintiendo más...

déjame que te contradiga, oye. llevo varios días sin pensar de largo una frase, sin pensar mucho más que lo que siento, a veces me atormento. pero es un nubarrón, una cosa poca, un par de gotas que se caen encima de un taxi, unas hojitas secas en el piso, un techito de por ahí que nadie puede mirar, se secan luego las gotas y pasa el nubarrón, sale el sol.

se podría decir que he perdido, como todo ser humano, un montón de cosas de allá hasta acá. partiendo del cordón umbilical (ese trozo horrible que mi mamá gracias a dios no atesoró como otras madres que definitivamente sufren algún grado extraño de sentimientos mucho más cuáticos que cualquier teenager), desde ese pedazo terrible, pucha que he perdido cosas. pero gané más cosas, partiendo de ese hoyo terrible que me quedó en la guata, oye.

si te perdí a ti, que lees esto, créeme: no lo siento en lo absoluto. si te gané, festejemos que lueguito quizás serás del otro montón o quizás no y podriamos festejar más, más ruidosamente, quebremos los vidrios de la vida a gritos de alegría, borremos estas letras con lagrimitas de felicidad, ven luego y abrázame, abracémonos. mirémonos un rato sin mirarnos bien, con tanto recuerdo o poco recuerdo detrás de los ojos. déjame atarte una cinta roja en el dedo hecha de mí.

me carga ser tan odiosa. ver, leer cosas y decirme "pucha que tenía razón, pucha que no la tenía", miserable, soma, miserable. si siempre has sabido una cosa: axiomas. too good to be truth. todo pasa pa por algo. todo eso es un uno terrible, y ahí está, siempre. el espaciador del teclado está irreparablemente pegado y me irrita tanto, me corta la leche, me deprime, me dan ganas de romperlo todo. yo los quiero y no los quiero nada, me dan lo mismo, los quiero mientras más lejos mejor. no he tomado helado americano bañado en chocolate y es tan terrible, yo le debo muchas cosas al mundo, pero espera.

allá estai bien, oye. no tú, el yo que dejé ahí sentado. oye. déjame contradecirte y decirte que no me cais tan mal, no eris TAN patética ni TAN fea. me conocis hace tiempo y sabís a qué va esto. me pintaron una sonrisa en la cara, me cosieron botones, cierres, y no desparramo tanto. me la pintaron en la cara y ahí está la sonrisa, boniiita, oye. pero no te aprovechis, tengo miedo todavía y guardo los filos porsiacaso, un descuido y zas, la sangre a veces, me muero rápido, paf, desaparezco rápido también. no tenis nada que ver, es que mis dedos ya tienen continuación en otros dedos que me recuerdan que dormir solo es tan terrible, pero no más terrible que dormir con alguien y sentirse más solo que ninguno. las cosas cambian, oye.

yo no recuerdo mucho para no odiar tanto, yo sólo siento y cuando veo las caras de tal o quien siento las cosas, vomito o no, sonrío o no, armo nudos, se arman solos. pero ni ahí con nada más. ahora no. menos.

lunes, 23 de mayo de 2011

nuevo recuento.

Ha pasado ya un buen tiempo desde la última vez que hice una revisión más o menos extensa de en lo que me he convertido. Así que aquí vamos, otra vez.

Tengo 21 años. No es algo que me divierta, cada vez me siento más y más vieja, más y más aburrida, más y más cansada y con menos y menos capacidad de abrir ojos sorprendidos o confusos ante la vida. Hace mucho que en verdad me complico por algo, creo que de cierta forma mis ilusiones han tomado un espacio resignado y acomodado de mi mente, están acurrucadas ya mis ilusiones, por ahí, soñando con crecer, sabiendo que soñar no cuesta nada y que los sueños, sueños son.

Voy en tercer año de la carrera "Lengua y Literatura Hispánica". Ahí se supone que está mi círculo sociable, donde se supone que hago mi "vida". Me gusta lo que estudio aunque últimamente ya no lo estudio nada.

No cuento nada importante, no tengo cosas muy graves ni terribles en mi vida. Aparte de quiebres amorosos, problemas gástricos y de estrés, ni siquiera tengo achaques. No tengo ninguna enfermedad mental ni física que me impida relacionarme con el mundo aparte de la terrible desconfianza que se ha atrincherado en mis esperanzas humanitarias (?) no tomo pastillas para sobrevivir y, de hecho, mi sobrevivencia es algo completamente trivial. Existo básicamente porque no hay nada que me lo impida y así mi vida se alimenta de una especie de vacío legal. Existo porque es una de las pocas cosas que puedo hacer (no es que "sepa" hacerlo). Existo por inercia, porque la vida me lleva a eso, a existir, el vivir me lleva a eso aunque no viva demasiado y mi vida no pase demasiado de ser lo nominal, no hay rasgos poéticos, no me "siento vivida" como reza el poema, me siento que vivo, que tengo que vivir, que tengo que existir porque qué si no. Aunque mi vida no es un completo pesimismo, porque soy idealista, una idealista sedentaria, que idealiza desde su cómodo sillón imaginario un mundo imaginario. Sueño despierta muchas veces al día, imagino finales, principios que jamás ocurrirán. Me gusta soñar, me gusta, principalmente, estar enamorada. Cosa cansadora porque me gusta estar enamorada todo-el-tiempo, así que el encargado suele empezar a acumular jugos gástricos, nervios alterados, gritos cohibidos dirigidos a mí, que exijo y exijo. Pero qué se le va a hacer, si es prácticamente, lo que mantiene con sentido a mi existencia de inercia, sólo poniendo mi fe en alguien más puedo tranquilamente dejar de tener fe en mí y que no me alarme en lo absoluto. Sólo entregando toda mi confianza a alguien puedo aceptar el hecho de que jamás podré confiar en mí y así, sólo así, puedo ser feliz, vaciando responsabilidades en receptáculos de amor.

Pero no creo que sea tan terrible. No me considero mala amando a la gente, soy mala dejando de amar. Soy mala porque me cuesta o no me cuesta nada, soy mala porque o alguien me importa mucho o no me importa en lo absoluto. Y así viene toda la avalancha de odio, porque nadie, ni yo, me entiendo. Y quizás pedir disculpas, pero de qué, de ser yo, de que no me importe, de que me importe mucho, siempre tengo que pedir disculpas por mis extremos pero por qué, si así siento yo, si mi vida va de un extremo a otro y no hay tu tía.

Entonces mi existencia ha sido eso. Sin sobresaltos. No se me ha muerto nadie que no sea dentro de una meta o patafísica sentimentalmente ridícula. Sigo sin poder tener un gato.

Actualmente estoy enamorada, sí, pero sin muchas cintitas de colores, me he vuelto realista, quizás ni tanto, pero ando evitando tanto porrazo junto, menos a la la tonta y a la loca, más centrado menos eterno y con más miras a longevidad (o eso espero). Mi amor se extiende a las leyes de este mundo, amo harto, pero lo posible. Amo porque es lo que no me cuesta hacer, amo porque mi felicidad se facilita mucho, sobretodo cuando me cuesta amar (pero poquito, tan masoquista aprendí a no ser) y las críticas y el cómo, no te creo y el sí, la cosa pasó. No me lo explico bien, pero a fin de cuentas ha partido en dos a la que fui hace unos años, y la otra mitad se está disecando, pasa a ser un charqui de ansiolíticos, de frustración. Ahí está secándose la somA que espero nunca volver a ser. Porque chucha que sufrí.

Ahora no soy tan distinta, sigo envejeciendo, sigo enamorándome, sigo exigiendo, sigo leyendo, creyendo en cosas absurdas. Sigo riéndome, creo, de las mismas cosas. Sigo con la misma mierda de autoestima, sigo con mis trastornos alimenticios que mantienen mi existencia dentro de una histericismo pasable, que equilibran un poco todo el odio que eventualmente viene hacia mí, por mi. Y es que no es fácil ser uno mismo, para nadie. No es fácil llevarse tanto tiempo con uno mismo sin saber dónde esconder tanto "yo", dónde dejar tantos pedazos de uno mismo que tiene que sacar de ahí, que se caen solos, como la lepra, tanto desecho, tantos implantes para poder subsistir, y es que el hecho de sentir es un neo-ecosistema. La ley del más fuerte no es que llegue alguien, te mate y te coma, no. Ahora se acomodó también esto y, de esa forma, ahora la muerte es metafísica, ahora es una supervivencia a través del otro, a través de cómo saliste del otro, de cómo sigues tu vida sin los otros, de cómo aprendes otra vez a hacer tu vida sin pedir la ayuda del otro. Y así hay distintos otros, distintos a los otros anteriores que siempre están ahí. Y uno ya, quizás un poco, por qué no, si qué le va a hacer el agua al pescado. TODO LE PUEDE HACER EL AGUA AL PESCADO ¿O te parece poco el detalle de vivir?

Sigo queriendo un globo de helio, desde que los conocí. Pero no cualquier globo de helio, sino uno regalado, con cariño, grande, y...caro (aunque no me enorgullezco de eso, pero hay que ser realistas). Aunque nunca he preguntado por los precios de esas cosas, intuyo que deben ser demasiado caras. Y dentro de eso está la magia, no quiero saber cuánto valen porque me compraría uno y sería un sueño cumplido al vacío. Quiero un globo de helio grande desde que tengo memoria.

Se supone que se acabará el mundo, el 21 de octubre. Celebraré mi cumpleaños antes, quizás junto con mi mamá, en una de esas, nunca se sabe.


miércoles, 18 de mayo de 2011

siempre esta orfandad de siempre. cada vez que estoy feliz, mientras más feliz, más se expande el veneno del miedo de dejar de serlo. soy un suicidio a cada momento. quisiera poder dejar esta fobia terrible al abandono, a terminar en la maletera de sus mentes, luego en la carretera, los ojos vendados, el cuerpo tullido del miedo, miedo a no sentir nunca más el calor que alguna vez me dieron...y la certeza de que así será.

tengo pena y no es por tu culpa, es toda mía. estoy más enamorada que la chucha, oye. y no sé qué hacer conmigo ahora, que la noche empieza y no estás porque así yo lo quise. siempre le he tenido tirria a esto, a irme a dormir sufriendo. y hoy será la segunda noche, por ti.

debería dejar de buscarme tanto dolor. quizás ni exista en realidad, quizá en realidad todo esto es pura felicidad, sin dobles filos. me gustaría abrazar esa utopía, pero estoy triste ahora. estoy triste ahora. mañana no va a ser así, cierto?

miércoles, 27 de abril de 2011

eugenesia.

detesto mi nombre y todo lo que yo pueda significar.

jueves, 21 de abril de 2011

digamos que no hay título.

estoy en una fase terrible de inconformismo básicamente porque debería estar tan conforme ahora que me da miedo. de nuevo corriendo tras mi cola, la gracia es que nunca en mi vida cada vez que he hecho esto me ha resultado, soy una mentira con patas y colita corta, lo único que saco es cansarme.

y es así como levanto las hojas al sol, pretendiendo verlas mejor pero quizás sólo quiera translúcidamente revisar lo pasado, y como que no quiere la cosa me pierdo en patafísicas absurdas sobre lo que soy ahora, cómo llegué a serlo y que no es del todo lo que quería aunque sí lo sea, pero tengo que tener razones para sufrir, siempre.

me enamoré en el camino de lo caprichosa que puedo llegar a ser. lo demás es historia y cahuines.

lunes, 11 de abril de 2011

más apuntes.

hace poco me preguntaron si seguía escribiendo. dije que no, que lo había intentado y nada. nada de qué? nada de nada. no me sale nada. estoy trancada, peor que los traumas es esto de la autocrítica y de estar agazapada en los dobleces de las páginas, dentro de las bastas de las cosas hasta morirme de frío esperando como las garrapatitas algo en lo que basar mi existencia escritora. ya no soy escritora, ahora sólo leo. y leo todo, hasta la vida, con unos ojos que se cansan.

lunes, 10 de enero de 2011

hallazgos en los cuadernos pt. 1

Dónde estaba en aquellos momentos en que estaba contenta, que no los siento como míos, que no los veo como si los hubiera vivido yo, que aunque estén en mi retina los siento como sueños, veo una distancia abismante entre aquello y esto, todo aquello visto, pero no vivido. alegría indigna de hacerla mía en mi sonrisa, mis carcajadas se escuchan difusas e insultantes...

(muchos borrones)

...una alegría azul asfixiada y con hipotermia, pero sin dejar de ser alegría.

jueves, 6 de enero de 2011

scripta manent.

A veces pienso en eso que leí alguna vez, que los que escribimos somos pequeños dioses, pero mucho más crueles. Se cuenta sobre dioses que nos dan la oportunidad de la salvación, que nos dan pistas para salvarnos...pero no ocurre eso con los que escribimos. Los que escribimos condenamos, los personajes nacen para un destino fugaz y repetitivo, crueldad que aumenta cada vez que se lee, el personaje sólo vive para morir, para matar o quedar en suspenso sin más ni más, simplemente porque nosotros así lo hemos querido un personaje está condenado a pasar por las mismas asperezas cada vez que su historia es leída. Somos...lo peor.

Pero he pensando que quizás yo no lo soy tanto, porque yo mato tumores en mis textos, yo mato lo que no me sirve o lo que me sirve demasiado y es como si, al volver a leer la historia, simplemente machacaran aquello que siempre quise machacar. Y es que es cierto, tengo unos deseos que me superan la racionalidad, unos deseos de acabar con todo lo que me haga muy mal y muy bien y sé que no está bien. Por ahora me mantengo de eso, de ser la que se dedica a matar lo propio...sólo puedes matar lo que has creado, dicen por ahí. Y yo lo mato para que viva para siempre en palabras y tengo muchos años más en mi vida para darme cuenta de lo equivocada que estuve.