el ir y venir de la rapidez vertiginosa
húmeda, cada vez más húmeda
la sangre comienza a correr bajo la piel,
a responder a un respirar pesado que se acerca
comienza y termina la cadencia, el ritmo
lo exacto, lo perfecto, lo continuo y entonces
una lengua carnívora diluyéndose en saliva
y en jugo ácido y amargo propagándose,
en unos ojos cerrados que se abren
y se encuentran con los míos, más arriba
más despacio, más rápido, más rápido
con mi boca que se desencaja
en una sonrisa casi diabólica, mientras
oprimo asfixiante: más rápido, más rápido
y los ojos se cierran otra vez, con la imagen
de la mariposa sucia entre tus brazos y mis piernas.