viernes, 13 de noviembre de 2015

quizás sea muy pronto.

y quizás debería resguardar un poco la decencia
no comportarme como una pendeja y guardar silencio
pero no puedo, es en estos momentos
en los que debería aprovechar
y hacer mías todas las formas sutiles que existen
de gritarle al mundo entero, incluyéndote a ti
la ebullición del sinsentido y el olvido de las razones,
la fruición no recomendable de saber todo lo que arrastra
el simple hecho de mencionar tu nombre.

aprovechar cada uno de los ecos que evoca,
tengo que aprovechar que ahora siento
que ahora estoy viva y quiero seguir viviendo
que me gusta vivir para haber llegado a esto
de quizás sentir que nos merecemos mutuamente
ahora, en este momento
donde vivir incluye la posibilidad 
de deslizar mis manos y sentirte por completo
observando tu sonrisa y sentirla replicándose en mi boca
en una muy mala copia, pero siempre entusiasta

es en estos momentos cuando debería aprovechar
así que no estoy de acuerdo, no puedo estar de acuerdo
con guardar la compostura que me quitas
todas las veces que te veo a luz y a sombra
desde la inesperada y desesperada sincronía
cruzada por las casualidades forzadas
a sabiendas que algún día iba a estar agradecida de esto.
de verdad, no puedo estar de acuerdo.

así que debería agradecerte por ser
el motivo por el que marco a fuego estos días
la razón por la que pierdo lo que en esta linea digo que estás siendo
pero quizás, sólo quizás sea mejor
no agradecer nada, aprovechar la oportunidad
y sentirme por siempre en deuda
esa vendría siendo, más o menos, mi idea.

lunes, 12 de octubre de 2015

elucubración nefelibata.


no tenía a quién recurrir esta vez, otra vez
todo había resultado de la peor forma posible y yo
esta vez, otra vez, no tenía a nadie a quién recurrir
en mi mente daban vueltas frenéticas, incansables 
todos los errores
que había cometido 
y todas las veces en que pensé
en que no lo haría, todas las veces en que me convencí
que tendría más cuidado y que no volvería 
a traicionarme así.

pero en ese momento -enredada a las sinapsis de mi inconsciente-
estaba sola, todo había resultado de la peor forma posible
y necesitaba un abrazo, sentir que alguien estaba ahí
que a alguien le importaba mi soledad y que, por lo tanto
no estaba tan sola
tenía esa necesidad urgente quemándome las ansias
quería importar, con cada célula de mi cuerpo
empecé a pensar que si nadie estaba ahí para verme 
(dentro de sí, fuera, donde sea)
entonces no estaba existiendo, no había ninguna persona 
que pudiese confirmar que yo estaba ahí.

la ansiedad crecía, apoderándose de toda mi voluntad
cada-vez-más lo que quería se transformaba en pura impotencia
el querer hacer algo que nunca podría pasar
paralizada, con mi cara cubierta
no quería que nadie viera el desastre en ella
pero sabía que nadie lo iba a ver
sabía demasiado bien que
la posibilidad de recibir lo que quería era nula, 
todo, absoluta-mente-todo
había resultado de la peor manera posible 
y me había traicionado otra infinita vez.

y entonces sucedía
con mi cara entre mis manos, tragaba saliva una vez
dos veces, tres veces, convulsiones ridículas, comenzaba a hipar
en un momento que no se acababa, mi cuerpo se contraía a breves intervalos
breves-intervalos-con-convulsiones, estaba sucediendo
y mis manos, poco a poco, comenzaban a humedecerse
sentía calor en ellas, mi cara se ablandaba lentamente 
mi boca se entibiaba
y entonces se trataba de una masa húmeda lo que tocaba
con una mueca de desesperación inconfundible
estaba llorando como no he llorado en meses
estaba llorando mi impotencia inexorable
al fin.

en ese momento, estando sola, sabiéndome sola, entendiéndolo así
pude proyectar cada momento de los que venían
totalmente sola y sentí cómo las más horribles sensaciones 
se apoderaban de cada instancia de razón restante
lloré y grité, maldije a todos los tiempos
diez minutos allá, un par en esta pieza 
mi hermano entró y el llanto se detuvo bruscamente
"estabas gritando", me dijo, "¿qué soñaste?"
"no me acuerdo", le mentí. 
(en el sueño él era uno de los que se iban y aún me dolía)
(explicárselo iba a ser muy complicado)
me hizo cariño un rato, porque a veces no necesito explicarle todo
mientras yo aún no despertaba completamente.
"¿qué grité?", le pregunté. "no se te entendía", me mintió él esta vez
ambos sabemos que eso era lo mejor que podía hacer, 
lo rodeé con mis brazos, sintiendo una de esas gratitudes extrañas
que dicen "gracias por ignorarme", "de todas formas no sé qué hacer",
"no nos hagamos cargo".

volví a sentir el mareo de las sensaciones que se apoderan
me habían seguido en el camino de vuelta, pero
volví a darme cuenta de que aún no puedo.
"no te vayas nunca, porfavor", le dije
hice presión en mis párpados, apreté mis puños en su espalda
y me conformé con esa única lágrima posible.

viernes, 11 de septiembre de 2015

distress call.

que alguien se paletee con un abrazo de los de verdad, poh.

viernes, 28 de agosto de 2015

sólo decir que esto me hace pensar mucho siempre.


El origen del mundo (1866), Courbet.


El origen de la guerra (1989), Orlan.

martes, 11 de agosto de 2015

espiralcito.

yo cacho que esto es suficiente, la sobrecarga suficiente.

es verdad, muchas cosas me importan cada vez menos
y es verdad, pareciera ser que eso era una mentira.
una mentira que puse como una especie de sello en cada una de las puertas de lo que
siempre-supuse-que-era-yo: un manojo de sentimientos sin dirección específica.
pero puta, a veces me pongo dramática y pienso que en volá, sólo en volá
yo no soy así
o que las cosas no son así
o que en verdad no hice eso
o que en verdad no era lo mejor que podía hacer
pero el día en que pueda contemplar TODAS las posibilidades y elegir la mejor---
va a ser el día del pico.

o en volá este sufrimiento gratuito es una pura paja mental
por la que estaré agradecida dentro de un tiempo,
cuando no tenga tiempo para sentirme mal por nada.
Y DIGA OYE QUÉ GANAS DE ESTARME HUEVEANDO LA MENTE POR COSAS ASÍ.
no tengo ni la más remota idea.
en el fondo sí la tengo, been there.
qué ganas.
en el fondo todo se condensa a la idea de que ahora me estoy sintiendo así
y mañana no sé qué hueá.
mañana voy a reaccionar distinto y pensar distinto y todo esto será una basura.
tendré 30 y leeré esto y seguiré sintiendo que soy la misma
pero que algo cambió, pero que no fue lo suficiente y sigo haciendo hueás
como si dejar de hacer hueás fuese lo más bacán a lo que uno pueda aspirar,
como si eso resolviese todas las cosas
como si dejar de hacer hueás me asegurase sonreír todos los días, todo el día
como si sonreír todos los días, todo el día fuese lo más bacán a lo que uno pueda aspirar.

no sé, igual.
no tengo idea y no quiero pensar en ello.
escribir nomás, en volá.
para después venir, leerme y sentir que ya no tengo que escribir sobre ello,
porque ya lo hice
porque ya lo pensé y pucha, tomé nota y eso es suficiente.
quizás modificar un par de cosas
hacer que mis palabras suenen un poquito más bacanes
un poquito más como-que-he-vivido-más.

y no sé por qué le doy tantas vueltas
si nada de esto va a durar más de 5 años
porque todos se van.
yo nomás, en volá y mis vueltas de carnero en mi cabeza,
arrasando con el diógenes enfermo que colecciono ahí dentro, no sé.
no sé por qué le doy tantas vueltas,
y no sé por qué le doy tanto color. si cuando me despierte, el dinosaurio va a seguir aquí.
ASÍ QUE QUÉ TANTA HUEÁ con el sufrimiento.

encargo.

No me des tregua, no me perdones nunca. 
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que 
vuelves. 
¡No me dejes dormir, no me des paz! 
Entonces ganaré mi reino, 
naceré lentamente. 
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni 
guante; 
tállame como un sílex, desespérame. 
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dalos. 
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas. 
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces. 
No me importa ignorarte en pleno día, 
saber que juegas cara al sol y al hombre. 
Compártelo.
Yo te pido la cruel ceremonia del tajo, 
lo que nadie te pide: las espinas 
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame, 
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.


Julio Cortázar.

miércoles, 22 de julio de 2015

recuento necesario.


en vista y consideración de que lo que considero más relevante de la sobrevivencia de este blog son los recuentos, acá vamos de nuevo.

tengo 25, partamos por ahí. la última vez que escribí algo así tenía 21, no sé, no recuerdo. creo que todas las veces que he escrito cosas de esta índole he estado enamorada, bueno, ahora no lo estoy. ni extraño estarlo.

terminé mi grado académico y me fue relativamente bien, sigo tomando pésimas decisiones, pero las valoro caleta, porque son mías. porque he crecido, he aprendido y si decido algo es en virtud de todo eso que he vivido, que no es menor. y sí, estoy plenamente consciente de que todo en la vida se trata de tomar decisiones, que la cantidad de decisiones que uno toma al día son abrumadoras, que no hay forma de escapar. y que, a la larga, es algo bacán.

la hueá es que tomo malas decisiones a veces. pero bueno, no se puede tener la perfección.

sigo amando enseñar, cada vez comprendo más de qué se trata y cada vez veo que falta mucho por entender. este año decidí más que nunca no tener nunca hijos y dedicarme a especializarme en lo que amo. porque la dura que uno tiene que hacer cosas por uno mismo, uno vive con uno mismo el 100% del tiempo. es idiota hacer todo por los demás.

lo demás es mi familia, mis padres, mi hermano, mi abuela. el puñado del resto que tiene mi apellido que merece mi atención sana.

y lo demás?
sinceramente, me importa una mierda. 

martes, 21 de julio de 2015

eterno retorno (nota muerta, 2010)

El final feliz se diluye lentamente tras sus ojos cerrados, quedando completamente destrozado en sus labios. Palabras proferidas, exaltadas en sus manos, un montón de desechos dramáticos que no hay dónde dejarlos, aumentan su volúmen como un montón de basura adherente que, al ser expulsado del pecho, se contamina mucho más llenándose de desperdicios que no son ni propios, creciendo indecorosamente. Cuando finalmente puede abrir los ojos ya todo es un desastre; el resultado de una erosión acelerada de un cuento de hadas sin aire.

Se expande la idea de la infamia, de la impotencia, la rabia y finalmente el silencio en la boca que nunca dijo ni dirá nada, quiera o no (seamos honestos, la valentía no siempre es sádica). Se deshace un pétalo en el ácido gástrico recién lanzado como una respuesta que tampoco será oída porque el vómito provocado por el asco de lo destruido no significa demasiado. El ardor en el estómago, una sensación de frío invade su cuerpo, lo paraliza en un suspiro resignado que se congela en sus entrañas, duele. Cualquier cosa es suficiente por estos días y el vómito y el asco dan paso finalmente a la risa, una sonrisa un poco tímida después y luego la nada misma, acaso una mueca. La agitación de la catársis melódica ante la derrota frente a la enfermedad obliga a ser así de drásticos, nunca fue tal cosa, no vale la pena.

Un acorde roto al final de la canción, un espacio vacío en la última nota que causa vergüenza en la mano que no puede dar con el sonido exacto, nunca aprendí a hacer esto y un etcétera de palabras autocompasivas que no sirven de mucho, al final siempre es lo mismo, es difícil encontrar uno realmente definitivo.
La canción se extiende entre tropiezos poco dignos. Un musical de horror, mi estimada, que da paso a una lluvia de flores (vivas) que renueva el alma de todos (pero esto tiene que ocurrir cuando termina, para tomar en cuenta que hay algo mejor que una canción equivocada y mal hecha, tiene que ser así, disculpe usted que insulte su logro). La turbación hace que su vista se fije en el suelo. El silencio toma protagonismo por un rato que es imposible determinar. Lo entiende finalmente y, como siempre, no dice nada, pero sonrie y la sonrisa en sus labios ya no es la misma de antes, ya no emerge de donde mismo, ya no responde a las mismas cosas.

Se explica el porqué de lo difícil de enmendar el caos interior en la composición: una nota errática, demasiado grave. Se toma la decisión: no volverá a aparecer en la partitura. Sacude su regazo con sus manos temblorosas y se pone de pie. Ya es hora. Se despide de su público que estima inexistente y deja el piano intacto y herido inexplicablemente en medio del escenario.

jueves, 11 de junio de 2015

Caso de la vida real.

Esa mañana te pedí plata prestada para el colectivo, salí tarde porque el cansancio era mucho. Me diste el único billete que tenías, que era mucho más de lo que necesitaba.


Volví de la práctica y durante la media hora que pude estar en la casa y verte, tu estuviste viendo el jueguito y no era nuevo. Me enojé tanto y me fui a la pega así, enojada. Eso tampoco era nuevo.
Llegando al metro me di cuenta de que no había gastado tu plata al final y de que había una feria artesanal, después me di cuenta de que gasté toda tu plata en varias cosas, pensando en que me las comprabas tú para disculparte. Pero fue inútil, porque tenía que devolverte la plata igual, porque seguí enojada igual, porque después me dijiste que no entendiste mi enojo. Inútil, igual de inútil que enojarme contigo y esperar que lo entendieras.


Me hubiese gustado que pudieses haber leído esta nota, pero desde ese día que no te digo nada lindo (y con lo que dije ya podría ser del tipo de cosas que ya no te dije más y, en el fondo, para qué).


Si llegas a leer esto, aprovecho de decirte que me sentí súper mal ese día. Me dio cualquier pena, porque esa última media hora que no me diste fue la última media hora en la que los dos nos quisimos un poco entre los dos.