jueves, 15 de marzo de 2007
quince
Hay varias cosas en mi forma de ser que no me gustan como por ejemplo acordarme mucho de las cosas, tengo esa lesera nostálgica que me desagrada por eso que dicen de que todo tiempo pasado fue peor, que con el diario de hoy se envuelve el pescado de mañana (y si me pongo a pensar que el hoy se vuelve un diario fétido mañana termino hecha puré en la vereda). Eso me cae mal, eso de extrañar tanto cosas que quizás en su tiempo me desagradaron mucho más que la sensación de extrañar, me molesta cuando no actúo como yo busco, cuando hago las cosas impulsivamente porque eso no habla muy bien de mi capacidad de moderación y me doy risa a veces pero la mayoría de las veces me cohibo y me quedo callada un buen rato pensando cosas tontas que no vienen al caso. Y la persona de allá afuera, esa que a veces está en frente mío mira mi cambio de tonalidad en la cara con una paciencia de abuelita en el INP y yo veo sus líneas bailar porque los ojos se me llenan de lágrimas y no por algo de tristeza, ni rabia, ni felicida’ es una cosa de que los ojos nomás. Y a veces digo las leseras que pienso y las otras veces simplemente me arranco porque si llegué a ese lugar tan borroso de puro impulso, de puro impulso me voy a ir. Cosas de adolescente, digo yo. Y una dice "lo digo yo" como si fuera la gran cosa, la gran experiencia, la gran lesera de decir que uno lo dice, la gran referencia, recomendándose por las puras porque es una cosa de muletilla de esas señoras que hablan de lo que dijo tal persona y que si te ponih a pensar de dónde salió eso da la impresión de que la señora en cuestión tiene la mente más distorsionada que la tuya y da un poco de lástima y hay que decirle que sí, claro, toda la razón como un reflejo verbal a toda clase de pregunta fática y hablarle como en un susurro porque a ella le gusta hablar así porque piensa que nadie la escucha más que una que está ahí al lado pero la verdad es más extraña de lo que ella piensa si se llega a dar cuenta que esa persona que está ahí al lado está pensando en que el vecino ya no pone el árbol de pascua de todos los años y que en verdad todo se está yendo a la misma mierda. Y eso es parte de las cosas que me agradan pero en un final no me gustan tanto porque llego a mi casa y mi mamá que guarda un pacto tácito con la comunida’ de las señoras que cuchichean me dice y qué pasa y yo le digo no sé y se pone a pensar que hablaba de ella o que en verdad tengo problemas sicológicos al nivel de censura pero ella no sabe aún de Freud y sólo piensa que la señora me tiene tan loca como está ella misma (la misma señora, no mi mamá) pero yo nomás quiero escucharla por una cosa de ser buena y dicen que de buenas intenciones está lleno el camino al infierno a mí me da igual porque se veía que la señora estaba que reventaba de las ganas de hablar y ahí queda la embarrada entre que ella (mi mamá) me explica cosas como que ella (ya dije ya) es mi mamá y yo que le digo lo de la censura de Freud pero que no habláramos de eso porque nada tenía que ver y después de un rato yo me canso y espero a que ella se canse y ahí hay un silencio y yo me voy a hacerme unas papas fritas y ella se va a mirar feo a la señora. Pienso que Zarathustra era bacán porque se pudo ir lejos a hablar de lo que creía y que se creía Jesús pero no podía porque se llamaba Zarathustra, y me daba risa lo que decía de las señoras y esas cosas. Yo no puedo hacer eso porque en primer lugar no me llamo así (ni me llamaría, digamos que no está en mi lista) y en segundo lugar me gusta más vivir en mi casa e imaginarme que esto es como un campo y que yo estoy mas o menos siendo tan crítica con una arenga parecida, pero a mí misma nomás va la crítica, así de pobre, y no presento a ningún super-hombre porque no hay de esas cosas en la actualida’ (Nietzsche me lo ha dicho, me dijo "el ser humano ya no tiene nada que ver con el super-hombre y yo me enamoré de mi hermana) y en tercer lugar no se gana mucho porque en el primero y en el segundo dan los mejores premios, como medallas o diplomas, cosas por el estilo. Eso es lo que me cae más mal, ojalá se entienda.