jueves, 2 de agosto de 2007

some lazy words

Tengo miedo, a veces, de que en mis cartas no haya tanta nobleza como para sostener su respuesta.
Me he criado como inválido de expresión comunicativa, me he rodeado de una cierta atmósfera secreta, y sufro una verdadera angustia por decir algo, aún solo conmigo mismo, como si ninguna palabra me representara, y sufriendo enormemente por ello. Hallo banales mis frases, desprovistas de mi propio ser.

No saco nada con culpar a nadie por el hecho de no poder decir nada de tanto querer decir tantas cosas, soy una cabra chica completamente impresionada con lo que se le pasa por delante, tantos colores, tantas caras y tanto movimiento en este mundo, no dejo de sorprenderme por lo que veo, siento etc., soy una pendeja con tantas ganas de decir lo que me gusta y lo que no, pero (no sé si será por desgracia) no tengo lengua o si la tengo pero no sé ocuparla como me gustaría, mis gestos se confunden con el movimiento del mundo y pareciera que simplemente me siento a ver que las cosas pasen. Soy una adolescente, nada me quita esa cualidad y, desgraciadamente, (ahora sí que sí) ni hoy ni mañana tendré nada que decir. Todo lo que ha pasado me ha dejado con la boca abierta y, como dijo otro caballero muy distinto a Borges que es muy a mi pesar de quién saqué las palabras en cursiva, dudo que pueda volver a cerrarla. De mí no volverá a salir otra palabra cuerda hasta cuando mi cerebro así lo quiera (y digo “volverá” con la esperanza de que alguna vez haya dicho algo cuerdo). Todo me parece tan raro o tan normal que no saco nada con explicarlo, es
como correr tras mi propia sombra que a veces ya no es ni mía. Por su atención, muchas gracias.