Tenía pinta de raro, pero era un SUBNORMAL. Miraba a la gente que había fuera de la micro y decía cosas de índole fálico, se apretaba los cojones y murmuraba cosas inteligibles. Y yo, claro, sentada al lado de él. Estoy casi agradecida por las instancias que me da la vida para poder putearla. O putear mi suerte, porque SI ES SUERTE, porque la suerte es para PERDEDORES y yo soy una perde-dooora. La cosa es, en síntesis que yo lo miraba descaradamente, porque soy curiosa en esas cosas y la gente que estaba ahí miraba de soslayo, asustada y yo miraba descaradamente porque me parecía GROTESCAMENTE graciosa tanta mierda que me llega y me siento como cuando meto los pies al mar y se me agarran a los talones las algas y es esa sensación tan desagradable, por la cresta que es desagradable. Y por lo bajo escucho un montón de estupideces que he dicho o he buscado decir, ese murmullo que me atormenta.
SI A ESAS PERRAS LES GUSTA PURO CHUPARLO.
Toda la razón, míster orate
Un almuerzo frío, casi congelado, condiciones insalubres. Digno de conmemorar. No tenía ganas de hacer un mayor esfuerzo por recuperarlo, se cayó al suelo, mi perro estuvo ahí, mi gato estuvo ahí y posiblemente estuvo ahí también el culo de mi abuela. Pero qué se le va a hacer, siento todo tan liviano, me da lo mismo si mañana me muero, si, total; están todos muertos. Me lo como hasta la mitad porque también siento ASCO. Y no era asco por la comida, era asco porque YO la estuviera comiendo.
ESTO NO PUEDE SEGUIR ASÍ–me digo-. Es INCONCEBIBLE, me da tanto miedo.
Y tal como si fuera una drogadicta digo las palabras mágicas en busca de dejar ese ente que me descalabra, digo “YA ESTÁ, LO DEJO”, y me imagino a toda esa masa de personas alejándose de mí, toda esa gente que me hace tan bien pero que me quita esa estabilidad de cartón que me crean con una sola palabra, es frágil, mi estabilidad es una puta-mierda-frágil. Y me da más miedo, pero sé que es un miedo momentáneo, que después ya no estará más, en cambio ahora le temo ya al miedo.
En mi casa había leche, me serví un vaso, EL vaso que quedaba en la caja. Tiene un sabor extraño, tampoco está en la condición más sana, pero es lo que mi maltrecho cuerpo se merece, este cuerpo que mi maltrecha mente se merece. Tengo que cortar POR LO SANO, pero PORQUÉ. Yo no tengo puta culpa de los miedos que mi personalidad temerosa e ilusa guarde, la fiesta iba tan bien, se quiebran los vasos a lo lejos y es el éxtasis en la orgía de mi pseudo-calma escuchar el estruendo de todo irse a la mierda. Pero todo tiene un fin y ese es este. Estoy harta de mi vida inverosímil, quiero algo que me ate a la tierra, algo que me diga que en verdad estoy viva pero que esté dentro de mí. Y como es imposible porque no dejaré que nada tan bueno se acerque a mí lo mejor es que todo se acabe y la sangre corra hasta el río. Porque es desagradable tener tanto cariño y siempre guardado ahí, sin que pueda salir porque no quiero, porque tengo miedo. Y tener tanta sangre y siempre en el mismo lugar.